jueves, 13 de julio de 2017

POEMA


El río abierto frente a mí
se precipita, irrumpe en la pupila,
penetra en la mirada.
Durante la soledad del silencio
la escena me atraviesa.
Solo queda el agua, el lecho
por el que discurre,
los árboles y matojos que la delimitan.
Solo queda el instante,
Un instante de felicidad pleno
en el que se diluye la mente
en el que se desvanece mi cuerpo.
Tan solo perdura el paisaje,
el eterno fluir del silencio.


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