martes, 26 de septiembre de 2017

TRANSMUTACIÓN DEL INSTANTE



                                        Qué dulce la muerte
                                        qué alegre la vida
                                        cuando la libero de mí
                                        sin el yo, sin el tú.


Navego en un mar de aire,
sumergida en la espesura del bosque,
entre los pinos y las piedras,
sintiéndome, viajando
a través de un instante
libre, imperecedero y frágil
Tan frágil como el aire
que penetra en la piel
y sacude la vieja y oxidada
armadura del pensamiento.
Me sumerjo en el ritmo interno
del paisaje, que atraviesa mi cuerpo
entre los pinos y el olor de la hierba,
donde el latido de la vida brota
con la misma cadencia unificada
de un único organismo vivo,
la conciencia testigo
que emerge en cada instante.


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